Él le dice: “mira niñita te voy a llevar a ver la luna brillando en el mar”.
Ella le responde indiferente: “la olas en el mar parecen murmurar la canción que nunca calla”.
Él insiste: “en tu cuerpo flor de fuego tienes paloma, un temblor de primavera palomita”.
Ella le contesta coqueta: “Mi amor es mi prenda encantada, es mi extensa morada, es mi espacio sin fin. Mi amor no precisa fronteras; como la primavera, no prefiere jardín”.
Él le confiesa: “De par en par la ventana se abrió como por encanto, entró el amor con su manto como una tibia mañana, al son de su bella diana hizo brotar el jazmín”.
Ella le susurra: “¿Quién le dijo que yo era risa siempre nunca llanto? ¿Como si fuera la primavera? No soy tanto”.
Él arremete: “Si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice y todo y en la calle codo a codo somos mucho más que dos”.
Pasa un momento, se miran a los ojos, pestañean y exclaman emocionados: “¡Si te llevo es para que me lleves!”.
Y hoy ante el altar se prometen, lo que dijera Neruda y Esteban hiciera canción:
“Ahora nos necesitamos
No solo para los claveles
No solo para buscar miel
Necesitamos nuestras manos
Para amar y hacer el fuego
Y que se atreva el tiempo duro
A desafiar el infinito
De cuatro manos y cuatro ojos”.
Mucha fuerza Antonia y Esteban en esta nueva vida que inician juntos, los queremos mucho.
Matías Correa
